El ajenjo (Artemisia absinthium) posee propiedades amargas, carminativas y antihelmínticas. Se utiliza principalmente para expulsar parásitos.
La artemisa es una planta perenne leñosa originaria de Europa, el sur de Siberia, Cachemira y la región del Mediterráneo. Es una planta sorprendentemente grande, suave y de aspecto delicado en el paisaje medicinal.
La artemisa exhibe propiedades amargas, carminativas y antihelmínticas. Tradicionalmente, se ha utilizado para tratar diversas afecciones, muchas de las cuales han sido confirmadas por estudios científicos sobre la hierba. Su uso principal es como tónico amargo, lo que estimula e impulsa todo el proceso digestivo.
Puede emplearse en casos de indigestión, especialmente cuando se debe a una cantidad o calidad deficiente de jugos gástricos. También es un remedio contra los gusanos parásitos, especialmente las lombrices intestinales y los oxiuros.
La artemisa es quizás más conocida por su uso en la producción de ciertos licores, como el vermut y la absenta, que fue popular en el siglo XIX en Europa. Sin embargo, la absenta causó numerosos problemas de salud, incluido daño cerebral, debido a las altas dosis en las que se consumía.
El aceite de artemisa sigue utilizándose como agente saborizante en alimentos, aunque en cantidades mucho menores que en la absenta. Medicinalmente, se ha utilizado tradicionalmente como tónico amargo para mejorar la digestión y combatir infestaciones parasitarias.
El aceite aromático de la artemisa contiene toxinas como tuyona e isotuyona. Pequeñas cantidades de este aceite están presentes en infusiones o tinturas de artemisa. Aunque el aceite destruye varios tipos de parásitos, su consumo excesivo puede causar daños en el sistema nervioso humano. Además, la planta contiene potentes compuestos amargos, como la absintina y la anabsintina, que estimulan las funciones digestivas.
